Por Redacción AGR News
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La estabilidad del sistema de salud estadounidense podría verse comprometida si continúa la disminución en la llegada de médicos inmigrantes, quienes actualmente representan cerca del 25 % del total de doctores en el país, según expertos del sector.

Durante décadas, Estados Unidos ha sido un destino preferido para profesionales de la salud de todo el mundo, atraídos por su prestigio académico, oportunidades de investigación y salarios competitivos. Sin embargo, recientes cambios en políticas migratorias y recortes en fondos científicos están provocando un giro en esta tendencia.

“Estamos viendo cómo otros países como Alemania, Australia y China están ofreciendo condiciones más atractivas para captar talento médico internacional”, señaló un vocero de una organización médica nacional. “Esto pone en riesgo la capacidad de Estados Unidos para mantener su liderazgo en medicina e innovación”.

El impacto es especialmente preocupante en zonas rurales y comunidades desatendidas, donde hasta el 40 % de los médicos ejercen con visas temporales como la H1B o J-1. Estas áreas, que ya enfrentan escasez de personal médico, podrían ver agravada su situación si disminuye el flujo de profesionales extranjeros.

Además, ciertas especialidades médicas como geriatría, medicina interna y psiquiatría dependen en gran medida de doctores formados en el extranjero. La falta de reemplazos podría traducirse en tiempos de espera más largos, reducción en la calidad de atención y consecuencias sanitarias a largo plazo.

Expertos advierten que, si no se revierte esta tendencia, Estados Unidos podría perder su ventaja histórica como epicentro de la medicina global, afectando no solo la atención a pacientes, sino también su competitividad científica y económica en el ámbito internacional.